Suponiendo que ya tienes claro el nombre de tu nuevo dominio, pasamos a ver qué tipo de extensión le vamos a colocar.
La extensión de un dominio son las dos, tres o cuatro letras que hay después del punto, tras el nombre del dominio. Con ellas se pretende revelar el carácter de la página, es decir, de qué tipo de web se trata. Las extensiones de dominio se pueden dividir en varios grupos, los dominios genéricos como el punto com, .org, .net, etc, y los culturales, como .cat, e incluso dominios territoriales, que reflejan el país o territorio al que pertenece la web, como .es (españa), .eu (europa), etc, etc. Poco a poco van apareciendo más y más extensiones conforme se van necesitando. Por ejemplo, ya existe un proyecto para crear la extensión .app para aplicaciones de plataformas móviles.
Si no tienes ni idea de qué extensión escoger para tu nombre de dominio, elige la .com sin duda. Vale para cualquier página y es la más popular, la más fácil de recordar por la gente. Si el nombre de dominio elegido ya está registrado por otra persona con el punto com y aún deseas mantener ese nombre, puedes optar por el .net o el correspondiente a tu país. Y por si quieres darle aún más vueltas al asunto, te dejo el listado de todas, o casi todas las extensiones disponibles, aunque quizás sean algo más complicadas de recordar para nuestros visitantes o clientes.
Es posible que para registrar un dominio territorial, tengas que demostrar que resides en el país o zona correspondiente, aunque cada país tiene exigencias (y precios) distintos. Por ejemplo, si deseas una extensión .fr correspondiente a dominios de Francia, necesitarás ser residente en ese país para registrarlo, o tener a alguien de confianza allí y ponerlo a su nombre.
Existe tantas extensiones territoriales como países, incluso algunos más. La lista es tan larga que mejor te la desgloso por continentes, de acuerdo?
Si no quieres liarte mucho, ya te digo. Escoge el punto com, punto net o el correspondiente a tu país, en ese orden de preferencia.