Ya sabemos que existen hosting o alojamientos de páginas web gratuitos y de pago, pero vamos a explicar los tipos que podemos encontrarnos dentro de estos dos.
Se trata de un ordenador (servidor) cuyo disco duro está dividido en muchas carpetas. Cada carpeta tiene una cantidad de megas concreta y cada una de esas carpetas está dedicada a una sola página web. Todas las webs alojadas dentro de este servidor comparten obviamente la CPU, las megas de Ram y la conexión a internet. Los hosting gratuitos son siempre de este tipo.
Lo bueno de este tipo de alojamiento (además de ser gratis en la mayoria de los casos) es que al compartir los recursos entre todas las webs alojadas en él, sale más barato (de hecho algunas compañías como iespana, orange, etc, las regalan... a cambio de publicidad, pero las regalan...). El problema? que si una de ellas hace trabajar demasiado a la CPU, o consume mucha Ram o acapara gran parte del ancho de banda (la conexión a internet) por tener muchas visitas o por lo que sea, el resto de webs sufrirán esos efectos y funcionarán más lentas. Para evitar esto, cuando una web crece demasiado y consume mucho, la compañia que ofrece el hosting no tiene más remedio que invitarte a marcharte u ofrecerte un plan más potente, normalmente de pago.
Hay alojamientos compartidos de pago. En estos casos el ordenador es más potente y tiene más Ram (por eso lo cobran...) pero el problema sigue existiendo. Se te puede quedar pequeño.
Parecido al anterior, pero en este caso tanto el disco duro como la memoria Ram están repartidos entre las webs alojadas en ese servidor. Así, los problemas anteriores se minimizan, y aunque estos servicios suelen ser de pago, el precio no es demasiado alto, pues el gasto del servidor, etc, se reparte entre varias webs. Además, la cantidad de webs o de cuentas alojadas en un servidor virtual suele ser menor, para mejorar el rendimiento. Ya que pagas.... Te permite además alojar más de una web en el mismo plan y por supuesto, ponerles un dominio de verdad, tipo tunombre.com
ComoCrearTuWeb está alojado en uno de estos servidores virtuales, y me va muy bien.
Esto es lo máximo. Se trata de un ordenador dedicado solamente para a tí. Tú eres el único habitante del mismo, por lo que no corres el riesgo de que tu vecino consuma tanto que ralentice tu web. Y si eres tú el que consume demasiado... pues te aguantas que para eso eres el culpable, je je je. De todas formas siempre tienes la posibilidad de pedir una ampliación de Ram, o que te pasen a un ordenador con un microprocesador más potente, etc, etc. Ya sabes, pagando te ponen lo que quieras, hasta luces de neon je je je je.
En este caso de los servidores dedicados ocurre lo siguiente. La compañia te da el ordenador, instalado en sus locales, con conexión a internet, medidas idoneas de seguridad, etc, pero eres tú quien debe configurarlo todo desde tu casa. Todo significa, instalar el sistema operativo, paneles de control, cortafuegos, antivirus, bases de datos... todo, con lo que has de ser un genio en redes o en linux si escoges ese sistema operativo. Para arreglar esto, algunas compañias te dan la opción de pagar un poco más al mes y ofrecerte todo ya hecho, listo para subir tu web y olvidandote de todo lo demás. Si no controlas mucho, merece la pena, desde luego. A este servicio lo suelen llamar, servidor dedicado manejado, o managed.
Falta decir que al ser todo tuyo, puedes alojar en él no solo una web, sino todas las que quieras.
Es una de las últimas novedades. Contratas un servicio que te cobra por minutos de recursos, curioso. Alojas tu web en un servidor con un montón de recursos y te van cobrando lo que vas necesitando en cada momento. Si te suben las visitas y necesitas de repente más memoria RAM por ejemplo, te ceden lo que necesitas y si has estado usando x megas de ram durante x minutos te cobran eso. Lo mismo para tasa de transferencia, espacio de disco duro, nucleos de procesador. Es una buena solución para webs con altibajos de necesidad de recursos o para quitarte el miedo a quedarte corto. Te cobran lo que usas justamente.
Otra opción más, quizás no tan habitual. Se trata de que tú compras tu propio servidor, en la tienda de al lado de tu casa, lo configuras todo a tu gusto y... como la conexión de tu casa no es muy rápida, ni quieres correr el riesgo de un apagón, se lo envías a una compañía que lo instala en sus locales y lo conecta con sus rápidas conexiones a internet. Solo pagas para que ellos te lo cuiden y se aseguren de que su conexión y seguridad es la idonea, además del consumo de transferencia que tengas. En este caso también has de saber configurarlo tú todo, claro. Es más barato que el caso anterior, pero no hay opción de que ellos lo manejen, ni de que la compañia le haga ampliaciones.
Es como un servidor virtual o dedicado en el que puedes no solo crear las cuentas que quieras para alojar varias webs, todas la que quieras, sino que además puedes venderlas a tus clientes. El servicio técnico en ese caso lo tendrás que dar tú, claro, por lo que conviene antes controlar todos estos temas.